A veces
siento la vida agostada en mi pecho,
un sendero de
opacidades difuminado en mi lecho,
la garganta sin
fin donde ríe el olvido,
los huertos donde
las manos han cultivado el contacto,
las bocas que
sorben mi sangre en la distancia
bordadas en recuerdos
en los pensamientos vagos…
Siento que todo
eso, como un jardín de malicias,
crece y crece
y crece a mis costados…
©Paula
Cruz